Que siempre me ha gustado escribir y comunicar (con mejor o peor acierto) nunca ha sido un secreto, y menos en mi familia. Hace ya muchos años me dio por escribir cuentos y tuve la inmensa suerte de ver uno publicado en papel siendo una niña.
Hoy hace exactamente 32 años que el Diario Información publicaba este pequeño cuento de Navidad y, será que estoy un poco nostálgica, pero me ha apetecido recordarlo y compartirlo con vosotros.
El niño ángel
Esto era un niño de siete años llamado Javier. Siempre estaba en su ciudad. Iban a llegar las Navidades y sus padres le dijeron: "Hijo, estas Navidades las pasaremos en los Pirineos". Javier se alegró mucho pues nunca había salido de viaje. A la semana siguiente partieron para los Pirineos y Javier iba muy contento.
Él no sabía qué era y por qué se celebraba la Navidad. Allí se cansó de hacer preguntas sobre la Navidad, ya que le daban respuestas irrazonables.
El día antes de Nochebuena, Javier estaba durmiendo, un ángel se lo llevó al cielo, y allí, en presencia de Dios, se atrevió a preguntar: "¿Qué es la Navidad?" Dios le dijo: "Es el nacimiento del Mesías, mi hijo, que nació en Belén, y mañana volverá a nacer".
Javier, con esta explicación comprendió que la Navidad era más que unos días sin colegio o unos mazapanes. No, ¡era el nacimiento del Mesías! Dios le preguntó: "¿Quieres ser tú el ángel que anuncie su llegada?" Javier respondió que sí, pues era un cargo muy importante el que le encomendaban.
Javier al haber anunciado el nacimiento del Mesías en la Tierra, pudo ver los preparativos en distintas partes del mundo, tan distintos de los preparativos del cielo. En la casa de los pobres, no se podían hacer regalos unos a otros, y además estaban flacos de no tener qué comer. En cambio, en la casa de los ricos, todos se hacía regalos y para ellos el banquete era lo más importante.
Javier le contó a Dios lo que había visto y no le pareció justo, así que dijo: "Toma este mensaje, es para los ricos". Javier volvió a bajar a la Tierra y empezó a dar el mensaje que decía así: "Vosotros que tanto tenéis, dad un poco a los que no tienen nada. Dios". Algunos daban de lo que tenían, juguetes, dinero... y otros muy egoístas, no daban nada.
También Javier disfrutó viendo cómo en su país, en casi todas las casas, celebraban el nacimiento del Mesías poniendo los belenes, con sus casitas, riachuelos, pastorcillos, montañas... y cómo no los Reyes Magos y la gran estrella que los guía hasta el portal.
Pensó por un momento que le gustaría ser pastorcillo de aquellos belenes, y así podría estar en todas las casas y hacer comprender a esas personas egoístas que tanto tenían, que diesen un poco a los pobres necesitados y así poder hacer realidad su sueño, que era que todos los hombres tuviesen paz y felicidad.
Cuando Javier estaba en el momento más tierno de su aventura de niño ángel, se despierta de su sueño y exclama: "¡Ha sido todo un sueño!". Y su madre le dice: "Javier, te has pasado toda la tarde durmiendo. Es Nochebuena y va a venir toda la familia".
Pero Javier no estaba atento a lo que le decía su madre, sino que se había quedado pensativo recordando todo lo que él había soñado, que podría hacer realidad.
Texto: Paloma Martínez Poveda.
Ilustraciones: Luisa Poveda Redondo.