Hoy tenemos una nueva colaboración en el blog. Se trata de la logopeda Clara Laosa, del Centro Familie. Un artículo estupendo sobre los regalos que nuestros pequeños reciben cada Navidad.
Escribiendo la carta a los Reyes Magos
"¿Qué juguetes compramos a los pequeños de la familia?" "¿Favorece su aprendizaje además de
divertirle, o es un mero capricho?" He aquí las preguntas más repetidas por la gran mayoría de
las mentes inquietas de padres, madres y familiares cercanos, que se encuentran perdidos
ante el incesante bombardeo de anuncios, catálogos de grandes superficies e infinitas páginas
webs en las que perderse y aturdirse. Nos encontramos en los preparativos y compras previas
a la tan esperada Navidad, con la toma de importantes decisiones que ello conlleva: elegir el
juguete idóneo.
Antes de dar algunas claves y recomendaciones que nos ayuden con dicha decisión, no
debemos olvidar la importancia que supone el juego para el desarrollo cognitivo, físico,
emocional y social de nuestros peques. Las primeras interacciones con su entorno son a través
del juego. Así comienzan a explorar su alrededor, desarrollándose sus sentidos; toman la
iniciativa y participan en la comunicación con los demás, se relacionan, adquieren habilidades
psicomotrices y pautas de conducta que se ponen en práctica en el contexto de juego, y se
despliega la creatividad e imaginación. Además, es una fuente inagotable de información
acerca del mundo interior de nuestros peques y la forma en que se va configurando su
individualidad.
Sin embargo, es complicado que un único juguete reúna todas las propiedades necesarias para
fomentar, simultáneamente, estos aspectos del desarrollo global del niño. Por esta razón,
podemos plantearnos ofrecerle varias herramientas lúdicas que se complementen y se ajusten
a la edad y gustos del niño.
¿Cómo nos aseguramos que es el juguete idóneo y no nos dejamos llevar solo por el
merchandising del personaje animado de moda? Proponemos cuatro preguntas básicas
previas que nos ayudarán a tomar una buena elección:
1. ¿Qué va a aprender con este juguete?
La primera y más importante, qué es lo que los niños van a conseguir jugando con él y qué
habilidades van a poner en práctica durante ese tiempo. Un juguete cómo el Arco Iris Waldorf
puede proporcionar infinidad de experiencias: destrezas manipulativas, cualidades de tamaño-forma-color, conceptos espaciales y físicos (localización, peso, equilibrio, velocidad),
combinaciones de ritmos, experiencias sensoriales, invención y
representación de historias, explorar e imaginar a partir del juego
libre, etc.
En contraste con un juego cerrado y automático, que ofrece pocas oportunidades de creación, actuación y participación; y alejado de temáticas funcionales que puedan ser reproducidas en el día a día.
En contraste con un juego cerrado y automático, que ofrece pocas oportunidades de creación, actuación y participación; y alejado de temáticas funcionales que puedan ser reproducidas en el día a día.
2. ¿Va a divertirle?
Debemos conocer bien los gustos e intereses de nuestros pequeños, sin olvidarnos de que el juguete se ajuste a su edad y capacidades. Es importante plantearnos esta pregunta, ya que el aprendizaje es más significativo cuanto mayor es la motivación y el placer durante el juego.
3. ¿De qué material está hecho?
Los juguetes de plástico, producidos en serie, aportan poca información real de los materiales que nos rodean, no estimulan sus sentidos (no producen sonidos al chocarse, tacto y olfato artificial), suelen fabricarse con productos químicos (PVC, ftalatos, Bisfenol A) y ofrecen insuficientes posibilidades de transformación, por la sobrecarga de detalles y complementos, dejando un espacio reducido a la creación e imaginación de los niños. Por ello, recomendamos combinar con juguetes de madera, fabricados con elementos naturales, que pueden parecer básicos por su simplicidad, pero son diseñados para dejar volar la imaginación y sobrevivir largas temporadas de juego.
4. ¿Facilita su creatividad?
Debemos preguntarnos si el juguete fomenta el juego libre y menos estructurado, ya que proporciona mayores posibilidades de explorar, crear, simbolizar e imaginar; es más versátil y por tanto ofrece más experiencias de juego con las que el niño puede aprender y disfrutar. Un coche de plástico con batería o teledirigido no facilita el juego participativo con otras personas, no potencia la movilidad física del niño, no permite la representación simbólica en la que los niños imaginan, crean e
imitan situaciones de la vida real: poner en marcha el coche, realizar su desplazamiento, crear
historias sobre la colisión con otros, imitar los sonidos que produce, etc.
En definitiva, les invitamos a reflexionar sobre las herramientas que ofrecemos a los niños y la
influencia que tienen sobre su aprendizaje y desarrollo. Tocar, destruir, tirar, amontonar,
decorar, aplastar, disfrazar... son experiencias que podemos vivenciar con cualquier material que nos dé la oportunidad de disfrutar junto con los peques de la casa.
Clara Laosa Campos
Logopeda Nº Col.: L46933.
FAMILIE, Centro de Desarrollo y Atención a la infancia